domingo, 21 de agosto de 2011

La Fe. Estupidez Autocomplaciente.


Es la primera de las llamadas "virtudes teologales" de la iglesia católica y eso ya debería hacernos sospechar.

Resumiendo mucho y llegando a la esencia del concepto, la fe es la asunción con completo convencimiento de algo sin ningún tipo de pruebas.

Es decir: fe = negación de la razón.

Supongamos que nuestro mejor amigo, en el que depositamos absoluta confianza, un día empieza a contarnos que ha tenido una revelación. Ha visto a Dios y ha hablado con Él.
Le ha dicho además que no debe ponerse sombrero los jueves, que tiene que levantar sus brazos al cielo tres veces diarias y lavarse la cara con aceite de acebuche cada luna llena.... ¡Ah! Y ya que está en ello, tiene que propagar este mensaje.

Si cumple estos preceptos, cuando muera llegará a un estado de absoluta felicidad rodeado de manjares exquisitos, mujeres atractivas y dispuestas, coche deportivos y las mejores drogas por los siglos de los siglos.
A no ser que el lector esté tan zumbado como su amigo, lo más habitual sería que le recomendase acudir a un especialista en psiquiatría para identificar las causas de tan profundos delirios o le diese calmantes y llamase inmediatamente a unos amables caballeros vestidos de blanco ¿verdad?

Pues la cosa cambia si en vez de decírnoslo nuestro amigo, al que conocemos desde hace años y en quien confiamos, nos lo dice un señor con un extraño uniforme (lo mismo da un alzacuellos, que un turbante o que un kiphá y unas extrañas patillas). En ese caso, este tipo al que no conocemos, ni sabemos de sus intenciones nos habla de las historias de gentes tan desequilibradas como nuestro amigo pero que, como vivieron hace muchos siglos, son sagradas..... Y VAMOS NOSOTROS Y NOS LO CREEMOS.

Cerramos nuestra mente y nos tragamos sin rechistar las historias de un tipo que en el desierto vio una zarza ardiente que le hablaba y era Dios, o del hijo bastardo de un carpintero que decía que Dios era su padre, o de un camellero analfabeto al que Dios llevo de tour y le dio el Corán, o de un tal Krisna o .... cualquiera de los mitos a los que llamamos religiones.

Y no queda hay la cosa. Si somos creyentes de alguno de estos delirios, pedimos un profundo respeto para nuestra creencias, equiparándolas con la ciencia y la razón. Queremos censurar cualquier opinión, publicación, programa de TV/radio, etc que critique tan sagradas tonterías. En casos extremos llegamos a reclamar la discriminación, maltrato o muerte (depende del nivel de enajenación) de los que piensen de un modo distinto o los que tengan otra fe (o sea que no-piensen pero de otra manera).

Lo peor de todo es que en el inconsciente colectivo, tener fe se sigue considerando como algo bueno. Por eso, y aquí está la parte más perniciosa de este juego, incluso los agnósticos y ateos piden respeto para este tipo de estupideces. “Hay que respetar las creencias religiosas” parece ser el mantra universal.

PUES NO SEÑORES. Las creencias religiosas no son dignas de respeto sino dignas de desprecio para quien las propaga y pena para quien se las traga.

Son supersticiones muy elaboradas con las que se controla, humilla, deshumaniza, desposee y limita a los seres humanos. ES HORA DE LA CONTRAEVANGELIZACIÓN. 

La fe es un mal hábito de las mentes cobardes que no asumen su limitación en el tiempo y el espacio, fruto de la pereza mental que produce intentar buscar respuestas por uno mismo. Es la excusa de los idiotas y el refugio de mentecatos. Basta ya de complacencia y respeto:

SI USTED CREE EN ALGÚN TIPO DE RELIGIÓN ES USTED UN IMBÉCIL Y ALGUIEN DEBERÍA DECÍRSELO.


"La única iglesia que ilumina es la que arde" (extiéndase a cualquier tipo de templo, altar, reliquia o punto de reunión de borregos).

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